A partir de ahí, es un trayecto, a través de los símbolos, que se perfila, una ruta que no es neutra porque nos permite articular lo espiritual y la innovación, de proponer otras formas de meditación sobre el patrimonio, pero también introducirnos nosotros mismos en la visión que podemos tener de una ciudad y su territorio.
Carta con amour a un hijo querido
Hace 8 meses